Sin sueños, la vida no tendría sentido.
Pero vivir en un sueño, en una ilusión, no es vivir.
Vivir despierto significa que el dolor duela, sin anestesia, y que la felicidad nos mantenga con los ojos bien abiertos.
La vida real, la de verdad, empieza cuando abrimos los ojos y dejamos de soñar.
La vida real, la de verdad, empieza cuando abrimos los ojos y dejamos de soñar.
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